Less dream.

Lunes 13. Me ha dado por mirar por la ventana del bus, y he visto una pareja besarse.
Jóvenes, creo que incluso podría apostar el chicle de menta que mascaba por adivinar el nombre de la chica.
En la milésima de segundo en la que el autobús pasó por la plaza, observé como ella sonreía y él no podía apartar los ojos de su boca. Como fluían el uno por el otro. Sin tiempo, sin prisa; como si pudiera irse el mundo en ello.
Lo reconozco, en esa milésima nos imaginé.
Él se parecía a ti.
Luego te imaginé con otra.
Quién sabe, quizá eras tú.

Fue la milésima de segundo en la que comprendí porque dijiste que no estabas hecho para mí. Que éramos opuestos, y que a lo mejor existen más razones de las que imagino por las que nosotros nunca llegaremos a compartir febrero. El motivo por el que cambiar "hasta mañana, amor", por "adiós, siento que me eches de menos".
Comprendí que estás mejor así, y que ya toca aprender a callarme. Que tanto amor aburre, y fortuna nunca dijo que fuera quien conduce cada tren que pasa. Que con los errores hay que apalancar, y toda sonrisa forzada se convierte en un mueca de intolerancia ante tu sarcasmo. Que ni la poesía nos salva hoy.
Que si te digo que te quiero, es porque sí, porque te quiero. Pero ¿sabes? Odio decirte que te echo de menos.
Me gustaría aprender a callarme.
Me gustaría, por una ves, escuchar que me necesitas a tu lado.
No te pido que me digas que me quieres.
Solo que te hago falta.

Pero la gente madura no tiene derecho a soñar, y al abrir los ojos, entiendes que nunca podría haber sido de otra forma.
Que supongo que esto, a fin de cuentas, es lo que debería estar pasando.
Supongo que hay razones suficientes por las que personas de tu pasado no forman parte de tu presente.
Sí, supongo...
Joder, te echo de menos.

- "Tú eres lo único bueno que tengo ahora.."


Con cariño, de la mujer que quiso rellenar las líneas de tu página anterior.

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