Eres mi corazonada.

“El “pero” es la palabra mas puta que conozco.
“Te quiero, pero…” 
“Podría ser, pero…” 
“No es grave, pero…” 

¿Te das cuenta? 
Una palabra de mierda que sirve para dictaminar lo que era, o lo que podría haber sido, pero no es.”


 Te aseguro que todavía queda mucho daño por hacernos antes de que ya no queden recuerdos en los que encontrarnos, porque yo aún necesito muchas noches más de no ser capaz de escribir lo que siento.
Está bien, hoy te doy permiso para preguntarme si mis medias se deslizan mejor si las rompes tú primero, para que luego mientas y me digas que nunca llegarás a comprenderme y te pierdas en ese mar de miradas infinitas. O en esas buenas manías de dejarnos la piel antes de que anochezca, como prefieras.
Aunque a veces me de mucha rabia que sístole y diástole tengan esa puta facilidad de exprimir cada palmo de sentimiento si no te alejas, no te alejes, por favor. Que sé que estás harto ya de dormir en vaqueros, y tener que amenazar incluso al aire con que algún día no se interponga entre dos pieles que siempre quisieron complementarse. Pero espero que recuerdes, que fuiste tú el que me enseñó a esperar. 
Porque aunque hayan pasado años, para el alma el pretérito nunca deja de ser presente si se aferra a los tres mil doscientos ochenta y siete nudos de mi estómago; uno por cada latido que quiero compartir contigo. 

Creo que al fin y al cabo, no es tan irracional que nos guste hacernos daño.

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