La impotencia, amor mío.

Tienes miedo porque sabes que nunca podrás engañarme.
Yo aún te miro a los ojos y pienso que eres el de siempre, aunque ahora sonrías menos. Aunque ellas crean que para ti el amor no es un rasgo necesario y que no echas de menos echar de menos a nadie.
"Solo es un efímero y leve suicidio involuntario", decías. "No vale la pena, pero llega un punto en el que se hace inevitable, casi tentador. La posesión de algo que jamás tendrás; como el tiempo o el espacio irrompible que se crea con el primer grito".

Disimula esa caricia o nunca más volveré a por ti.
Te lo avisé.
Solo somos tiempo.



"Ahora cierra los ojos y escucha.
¿Oyes ese puto latido tras otro que genera mi pulso?
Cada latido... Cada jodido latidos grita tu nombre.
Dime como coño me curo yo ahora sin ti."


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