Sangraría estrofas.

Será que el calor de estas noches de Abril es insoportable.
Quiero decir, que echarte de menos cuando hace frío es mucho más sencillo y me sienta mejor. Frío de dedos que lloran si repiten un piano con lágrimas de hierro. Llámalo Fe, llámalo invierno.

En una melodía de hace ya tiempo, (Febrero se hizo largo sin ti) cuando pensaba en contarte las trescientas historias que tenían el sabor de tu nombre de estación de tren. Tú ya con diecisiete resacas a la espalda y esa revolución de estaciones que provocan las miradas de vodka blanco y menta. 





Que quiero más noches de esas de pedirte que no me dejes olvidar ni un solo instante, aunque sea de final triste. Quiero esa realidad vencida en rima asonante. Quiero la primera resaca contigo. Quiero los minutos que tardas en besarme. Y los que tardo yo en pensar que tardas en besarme. 
Quiero cada litrona escrita, una despedida por partes y en cada herida, plantada un adiós.

Y que en años recuerdes aquella mirada de noche que te vistió cierto día, cuando yo aún no existía.
Me parece una metáfora triste y hermosa.

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