Pero te has ido

Y no te lo perdonaré nunca. Aunque sea una noche. Sabes que no te lo perdonaré nunca.
Aunque sea lo normal.

"No, no me pasa nada. Qué me va a pasar, mamá. Solo un poco constipada. La alergia, sí, hasta por las noches. Yo también te he echado de menos. Que no, que no me pasa nada. Que no te preocupes más."

Me conmovió el corazón que dos días sin ver a mi madre me hicieran olvidar el sentimiento tonto de protección ciega. Intuitiva. Yo, que ya creía sentirme protegida. Valiente. Y un cuerno. Retuve las ganas de llorar y cerré una segunda puerta en la misma noche.
Y aún las retengo. Esta es mi forma de llorar. (La buena. La grave).


Yo ya sabía que esto acabaría comenzando de un momento a otro. Inevitable. Lo normal. El gran parón del círculo ha sido alentador, en exceso. De hecho, llegué a creerme que era el punto final. El destino. Pero no. No. Era solo un stop enorme, circunflejo, rojo brillante, que me ha devuelto a las mismas vías de las que vine, aunque con paisajes distintos.
Porque cada vez que algo va a salir mal, lo presientes. Siempre. Aunque prefieras negarlo. El presentimiento. La voz, el sueño, el olor. Cualquier cosa. Ya ha aparecido.

"Cuando no te cuesta estar con alguien".
"No me siento cómodo".
"Algún día tenía que pasar".

Solo pasaron minutos. Pero te fuiste. Como quieras. Buenas noches. Clank. Lágrimas. El presentimiento poco a poco se materializará hasta que sea capaz de apuñalarme. Porque elegiste irte.

Aunque sea lo normal.

Comentarios

Entradas populares