Farsa

Yo ya no puedo permitirme muchas cosas. No puedo, por ejemplo, permitirme el lujo de pensar que merezco la centralidad de nada. Hace tiempo que dejé de creerlo, aunque acabe de darme cuenta.
Por eso si me la ofrecen tiendo a huirla; me alejo porque es lo justo.
Y sé que eso duele, pero no soy quién para poder condicionar a alguien feliz con una inestabilidad que ni yo recuerdo luego. Porque a mí se me irá, me vendrá, y desaparecerá de nuevo.
Pero porque sé quién soy.
Y que lo puedo soportar.

Hay mil y un aspectos de mí que me siguen repugnando, aunque ya los haya superado todos.
El principal es mi incapacidad de sacar fuera una empatía que me exprime el estómago. Vomitar impasibilidad y recibir ríos. Tormenta. Lluvia. Temor. Hastío.
Se va. El tremendismo existencialista del que hablaba Cela. Pero peor. Como si se materializara en una cuenta atrás. Un tic-tac.
Mañana habrá pasado todo.
Pero tic-tac.

Ese es el verdadero sufrimiento. Esa es la quemazón, la hiel, el corcho roído.
Y el oír un pero si no tienes motivos... es la sentencia. Porque es una sentencia. Es un "hostia", "mierda", "no me acordaba de que no cualquiera..."
Y es una sentencia, porque afirma que sí que existe un abismo. Una diferencia. El 99% convertido en el 98%.

No querer llorar.
No llorar.
Y acabar llorando por hacer llorar a quien te ama.

Y tú sin evitarlo.
Culpable.
Sentencia.

No puedo permitirme hacer sufrir a nadie porque no me entienda. Es lo justo. Nadie merece sufrir por algo que desconoce, porque a lo invisible ni el amor lo salva. Es invisible aunque lo abraces.
No sé cómo explicar que no necesito amor cuando estoy triste sin que hiera. No sé no contenerme para no salpicar con algo que depende solo de mí. Debería aprender a fingir. A minimalizarme, a mimetizarme con un estado de ánimo general que me ayude a poder recomponerme sola. Porque quizás es lo que me hace falta.
Y, aunque no lo parezca, sería siempre por amor.
Aunque no lo entendáis nunca.

No me gusta esto.

Comentarios

Entradas populares